domingo, 18 de março de 2012

“Reporteros sin Fronteras” admite nexos con la CIA.




Por Jean-Guy Allard 
   

    En un comunicado donde se dice “víctima” de desinformación mientras tergiversa los hechos, la ONG francesa Reporteros Sin Fronteras reconoce “no haber obtenido la promoción al estatus de ONG asociada a la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Cienca y Cultura, por su sigla en inglés) debido al odio histórico de algunas delegaciones”. En el mismo documento, Olivier Basille, director general de Reporteros Sin Fronteras que sustituyó al fundador Robert Ménard, admite que existió lo que llama “un acuerdo de cooperación” entre el propio Ménard y el Center for a Free Cuba, de Washington, organización creada y manejada por Frank Calzon, un connotado agente de la CIA, y financiada por la Usaid, dice Guy Allard en su cuenta de Twitter. 
    Mientras dice denunciar “una operación de desinformación” en su contra que pretende, según él, que la ONG fue “excluida” de la Unesco el 8 de marzo de 2012 por “falta de ética”; sin embrago Basille admite que el Consejo Ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se negó a otorgarlo el estatus “asociativo”. “Nuestras colaboraciones con la Unesco han sido fructíferas y eficaces”, sostiene el jefe de RSF sin mencionar cómo la institución de las Naciones Unidas le retiró el miércoles 12 de marzo de 2008 el coauspicio del ‘Día por la libertad de Internet’ precisamente por su falta de ética al atacar y “descalificar a un número determinado de países”. Detalle interesante, Basille afirma que la “promoción había sido recomendada por la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en una misiva que nos envió el 3 de febrero de 2012”. 
    Bokova fue elegida en 2009, en una de las elecciones más disputadas de la historia de la organización, gracias al voto de los europeos, frente al egipcio, Faruk Hosni, supuestamente hostil a Israel. Sin embargo, Basille luego admite “que existió un acuerdo de cooperación entre su ex secretario general y una controvertida organización humanitaria (Center for a Free Cuba) surgida de la disidencia cubana en el exilio”. El Center for a Free Cuba es de ninguna manera una creación de la llamada disidencia sino, al revés, una fachada de la CIA montada para encubrir operaciones de subversión y desestabilización subsidiadas por la Usaid. Su jefe, Frank Calzón, tiene un largo historial de actividades vinculadas con la inteligencia norteamericana. Pretende Basille: “Este acuerdo fue denunciado en 2008, a petición de los trabajadores de RSF, durante el último cambio de dirección de nuestra organización” (la salida de Ménard). 
    Un episodio hasta ahora desconocido de la historia de la ONG parisina igualmente controvertida. Basille omite precisar hasta dónde fue la colaboración de RSF con Calzón, la que dio lugar a decenas de operaciones sucias de desinformación y de propaganda contra Cuba, rompiendo récord en materia de difamación, con financiamiento norteamericano. Ménard estuvo en Cuba para reunirse, en un guión de película de espionaje, con el entonces presidente de una supuesta asociación de periodistas independientes.

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