sábado, 8 de dezembro de 2012

La Poesía de la Curva y del Concreto [Homenaje a Oscar Niemeyer]


                                                (foto agregada por Aline Castro)



Pe. Alfredo J. Gonçalves
Assessor das Pastorais Sociais
Adital
Hay personas em que SUS obras hablan más alto,
infinitamente más alto y con mayor elocuencia,
que las palabras, por más que estas se multipliquen.
Evidente que me refiero al ya saudoso Oscar Niemeyer!
Qué decir ante sus curvas de hierro y cimiento?
Qué acrecentar a su bello y armonioso dibujo?
?Cómo hablar de esa inmensa foresta de edificios y arcos,
llena y profusamente esparcida en tantos países?
Cómo clasificar un estilo tan nuevo cuánto inusitado?
Tal vez la necesidad de subrayar la poesía del concreto,
pero de un concreto con la curva de la sensualidad,
tal como el universo, la naturaleza y el cuerpo humano.
El alerta profético para la transparencia incondicional,
del vidrio y de los espejos de agua que enmarcan los edificios
destinados a albergar los debates políticos ante el pueblo,
tan bien simbolizada en la plaza de los tres poderes, en Brasilia:
poder es servicio a la población, ¡no dominio sobre ésta!
Quizás la furia incontenida de huir de las angulosidades de la vida,
a las protuberancias fálicas que penetran e hieren, mutilan y matan...
E instituir la curva como puente entre los lazos humanos
y, de estos, con las cosas, las plantas, los animales y el ritmo del tempo...
De sustituir la explotación, colonización y agresión
por la convivencia, el cuidado con todas las formas de vida,
el "vivir bien” del consumo sin frenos, del lujo y desperdicio,
por el "bien vivir” de la armonía entre seres vivos y cosas.
O, aún, el arte de transformarse a sí mismo al manosear el concreto:
quien es capaz de manipular la materia y la piedra, el hierro y el acero,
también se revela capaz de forjar un espíritu nuevo para la existencia.
Quien tiene el poder de hacer hablar el concreto, sordo e mudo,
alcanza la sabiduría de transfigurar la propia vida y prolongarla,
hasta agotar todo perfume, toda energía y todo calor
de un corazón que pulsa y ama, ríe y llora, lucha y sueña.
Pero, lo mejor es el silencio respetuoso y reverente,
delante del hombre y de su obra, vasta, rara y inconfundible:
él y ella hablan por sí solos, en un secreto tan silencioso como elocuente.
La reverencia a ambos, en una contemplación muda y extasiada,
permanece, quizá, el mejor homenaje arquitectural
frente a un protagonista que parte y su memoria que queda.
São Paulo, 06 de diciembre de 2012.
[Traducción: ADITAL].

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