Doctrina de la Conquista
Para
invadir un continente, apropiarse de sus riquezas, someter y diezmar a
sus poblaciones, los conquistadores europeos necesitaban justificarse y
para ello se valieron de dos instrumentos: la cruz y la espada. Su dios
era el único dios, su rey el único rey, eso les daba derecho a imponer
su dominio y a “civilizar” a los salvajes, herejes, seres inferiores
sobre los cuales se llegó incluso a discutir si tenían o no alma. Porque
si se les reconocía que tenían alma, tenían también libre albedrío. Y
eso no era aceptable para sus afanes de saqueo. Para ello obtuvieron una
bula papal que les otorgaba estas tierras con la condición de
“evangelizar” (extirpar idolatrías). E inventaron el racismo, el
criminal concepto de razas “superiores” e “inferiores”, sustento
ideológico de ese y posteriores genocidios.
Pero
la bula papal no bastaba. La Corona española convoca a sus juristas y
redacta los “justos títulos” para justificar su presencia en América.
Redacta también el célebre “Requerimiento”, un texto en el que se
advertía en cada pueblo que conquistaban: sométanse a nuestro Dios y
nuestro rey o serán esclavizados. La gente era arrastrada a la plaza, se
les leía el texto, obviamente en español, y después de eso arrasaban.
Continuidad del colonialismo
En 1492, con la invasión al Abya Yala, se
inaugura el capitalismo, pues es el período de acumulación de capital, y
nace la idea de modernidad, de incorporar estas tierras, a los
bárbaros, salvajes, infieles, a la civilización. Los procesos de
colonización no terminaron en el siglo XVI. En el siglo XIX y hasta bien
entrado el siglo XX continuó en otros lugares del mundo. Mientras que
en América las independencias lideradas por los criollos solo ocultaban
las injusticias, pues aún hoy en el Abya Yala se mantienen las
instituciones coloniales. Por eso los pueblos indígenas planteamos
construir sociedades interculturales y Estados plurinacionales.
Ya
en las dos últimas décadas del siglo pasado, tras la caída del campo
socialista, se impone la globalización neoliberal, una nueva
colonización que se traduce en nuestros países en privilegios para las
actividades extractivas, siempre en nombre del desarrollo. Las
multinacionales invaden con apoyo de los Estados los territorios
indígenas y criminalizan la protesta ante esta violación sistemática de
derechos. Ahora ya no son las carabelas sino las multinacionales.
Las múltiples crisis que azotan hoy el planeta: social,
cultural, económica, ambiental, de paradigmas, evidencian los límites
de este modelo, incapaz de sostenerse a sí mismo. Es una crisis de la
civilización occidental.
Cumbres del Desarrollo
Pero
esa idea de desarrollo ya había empezado a ser discutida en la propia
Europa en los años setenta. La I Conferencia Mundial sobre Desarrollo y
Medio Ambiente se realiza en Estocolmo en 1972. Allí se introduce por
primera vez en la agenda política global el tema ambiental, que antes
era patrimonio exclusivo de los científicos. Como resultado de la
Conferencia de Estocolmo se crea el Programa de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente PNUMA. Pero, al mismo tiempo, se sigue enfatizando el
crecimiento económico.
En 1989 se inicia la producción del documento central de Río’92: la Agenda 21,
que comprende un diagnóstico de la situación y un programa de acción.
El apartado 26 de la sección III reconoce a los pueblos indígenas y se
compromete a fortalecer sus capacidades.
En
Rio’92 se asocia por primera vez diversidad cultural y diversidad
biológica. El Desarrollo sostenible se basa en tres pilares: ambiental,
social y económico, De ella surgen dos instrumentos internacionales
básicos: el Convenio sobre Diversidad Biológica y la Convención Marco
de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
En
el 2002 se realiza la Cumbre de Johannesburgo, denominada Río+10. Su
saldo es negativo, porque en esta conferencia se establece el mercado
como principal mecanismo de solución. Se dice que las empresas
incorporen en sus proyectos de gestión criterios voluntarios de
Responsabilidad Social y ambiental Corporativa. No se establecen
compromisos de los países industrializados. Todo esto porque es un
período de auge del neoliberalismo, hay mayor presión por los recursos y
más deterioro. Esto traba hasta hoy cualquier intento de cambio o
solución.
En
este contexto de globalización neoliberal, la nueva colonización, las
Cumbres son espacios en los que los Estados del mundo se reúnen, pero
son los países poderosos y sus multinacionales los que toman las
decisiones y definen las políticas: prioridad del crecimiento económico,
acuerdos comerciales, extracción de los bienes naturales. La crisis
global es respondida acentuando las políticas que las provocaron. Y todo
el avance en derechos humanos se estanca y en la práctica es avasallado
por este afán de acumulación. En estas condiciones es que se llega a
Río+20.
Conferencia Río+20 (junio 2012)
Los
temas centrales de Río+20, son la economía verde, definida por la ONU
como un sistema de actividades económicas relacionadas con la
producción, distribución y consumo de bienes y servicios que resulta en
mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin exponer a las
generaciones futuras a riesgos ambientales. Y la creación de un marco
institucional para el desarrollo sustentable, para reformar y reforzar
la gobernanza a nivel local, nacional, regional y global, a fin de
promover un desarrollo sostenible integral.
El
concepto de desarrollo sostenible, nacido en Río’92, ya está en crisis.
A nivel mundial, los poderosos insisten en un paradigma de desarrollo
que sigue priorizando el crecimiento económico y la expansión de la
mercantilización de los bienes, un modelo que está al servicio de las
transnacionales. Por ello no solo no se han alcanzado los objetivos
propuestos en la Cumbre de 1992, sino que, peor aún, la Madre Tierra
continúa siendo herida.
Y
la economía verde ya ha sido totalmente revisada en la reciente ronda
de negociaciones del Borrador Cero realizada en esta ciudad. Porque es
evidente que no ayudará a alcanzar los objetivos de Río+20 si insiste en
mantener las ideas capitalistas de liberalización del mercado y el
fomento de las relaciones comerciales Norte-Sur y sigue sustentándose en
la lógica del crecimiento sostenido para ir solucionando los problemas
ambientales y sociales del mundo.
¿Cómo
nos encuentra esta discusión? El Abya Yala alberga las mayores zonas de
biodiversidad y agua. En él habita también una de las mayores
poblaciones indígenas del planeta: 50 millones de personas de más de 400
pueblos indígenas. En particular, en los Andes Centrales y Mesoamérica
vive el 90% de los indígenas americanos. Y esta es una de las zonas más
vulnerables a los impactos de la crisis climática. El
90% de todos los glaciares tropicales del mundo están en los Andes, lo
cual hace indispensable protegerlos, porque solo el 2,5% del total de
agua del planeta es agua dulce y el 68% de esa mínima cantidad está en
los glaciares. En 25 años los glaciares andinos han retrocedido en 24% y los desastres naturales se han triplicado.
Los
pueblos indígenas tenemos una milenaria experiencia en la adaptación a
los fenómenos climáticos naturales. Y actualmente sabemos enfrentar las
consecuencias de la crisis climática desde nuestros conocimientos
tradicionales y las circunstancias que nos impone la modernidad.
Cambiamos los pisos ecológicos, las fechas de siembra y cosecha, rotamos
los cultivos.
Esta
adaptación es posible porque para los pueblos indígenas todos los
elementos de la naturaleza son seres vivientes y están asociados entre
sí. Es un modo de ver y vivir el mundo opuesto a la racionalidad
occidental que todo lo segmenta y concibe al ser humano como centro del
universo, al servicio del cual están los “recursos” naturales.
Propuestas indígenas
En el proceso hacia Río+20, se está discutiendo el Borrador Cero
del documento que aprobarán los Estados en la Conferencia. Los pueblos
indígenas hemos consensuado propuestas y aportes para este documento,
entre los que destacan:
Pilar cultural: Reconocimiento
de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible. La
diversidad natural y la diversidad cultural están íntimamente ligadas y
deben ser igualmente protegidas. Exigimos un enfoque holístico del
desarrollo sostenible que guiará a la humanidad para vivir en armonía
con la naturaleza. Esto significa reconocer y profundizar la visión
holística del Buen Vivir como un modelo que respeta todas las formas de
vida.
Estándares de derechos: Reconocimiento
de la Declaración ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el
Convenio 169 de la OIT como estándares de derechos para la
implementación del desarrollo sostenible a todos los niveles. El
consentimiento previo, libre e informado es el estándar aplicable en el
proceso de desarrollo que afecte a los pueblos indígenas.
Derecho al territorio; Salvaguardar
los territorios. Reconocimiento de la gestión tradicional de los
pueblos indígenas de las cabeceras de cuencas, bosques, glaciares, zonas
de alta biodiversidad. Compromiso de implementar medidas efectivas para la conservación de las fuentes hídricas, glaciares, páramos y cabeceras de cuenca.
Conocimientos tradicionales: Reconocimiento y compromiso de proteger los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas y a proteger sus sitios sagrados. Los
saberes ancestrales colectivos de los pueblos indígenas deben contar
con salvaguardas y patentes especiales. Estos saberes no podrán ser
violentados por ningún acuerdo normativo de protección de la propiedad
intelectual a favor de empresas privadas.
Educación; Recuperación
de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas y compromiso
de incorporarlos en el sistema educativo, para que formen parte de los
currículos en todos los niveles educativos y avanzar en una educación
intercultural que acerque a todos los sectores sociales, reivindique las
identidades y promueva una relación armoniosa entre todas las culturas.
Derechos de la Madre Tierra: Compromiso
de trabajar para que la Asamblea General de las Naciones Unidas debata y
adopte una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra. Esto
debe ser vinculado a la creación de un Tribunal Internacional de
Justicia Climática que sancione las violaciones a los Derechos de la
Madre Tierra.
Mujeres indígenas: Incorporar
la visión de mujeres, de la infancia y de la juventud de forma
transversal en todos los programas de desarrollo sostenible y economía
verde. Incluir el reconocimiento de la mujer indígena como transmisora
de los saberes indígenas a través de la lengua materna. Hacer explícitos
los efectos del cambio climático para la mujer (migraciones, más
responsabilidades) y acordar medidas para afrontar estos problemas.
Buen Vivir: Albert
Einstein decía que no es posible crear nuevas idea aferrándonos a las
viejas. Y Leonardo Boff plantea regresar a la raíz del problema,
desencantar al mundo de la modernidad y que caiga la confianza ciega en
la ciencia y la tecnología. No es un problema técnico sino ético y
político. Hay que volver los ojos a la Madre Tierra, verla como algo
sagrado, tratarla con respeto. Ese es el aporte fundamental de los
pueblos indígenas y sus organizaciones: la profundización del Buen Vivir como alternativa al cambio climático y la crisis de civilización.
- Miguel Palacín Quispe, Coordinador General de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI. Ponencia presentada side event Alternativas de los Pueblos Indígenas frente a la Doctrina del Descubrimiento, organizado por la CAOI, COICA y Oxfam, Nueva York, 10 mayo 2012.
Miguel Palacín Quispe
www.movimientos.orgfoto agregada por ALINE CASTRO
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